Baldosas de la Memoria de Ricardo Caito Sapag y Enrique Ique Sapag

Pedimos que se declare de interés legislativo la colocación de las Baldosas de la Memoria de Ricardo Caito Sapag y Enrique Ique Sapag, ambos asesinados por el terrorismo de Estado de la última dictadura cívico-militar.
DE DECLARACIÓN
EXPTE.D-123/17
NEUQUÉN, 20 de marzo de 2017 
LA LEGISLATURA DE LA PROVINCIA DEL NEUQUÉN DECLARA:  
Artículo 1o De interés del Poder Legislativo la colocación de las Baldosas de la Memoria el próximo viernes 24 de marzo, 11 h, en Avenida Argentina 935, frente al colegio San Martín, en homenaje a Ricardo Caito Sapag y Enrique Ique Sapag, militantes montoneros asesinados por el terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico-militar, sucedida entre los años 1976 y 1983.  
Artículo 2o Comuníquese al Poder Ejecutivo provincial, al Obispado de Neuquén, a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y a la Asociación Madres de Plaza de Mayo filial Neuquén y Alto Valle. 
FUNDAMENTOS

El próximo viernes 24 de marzo a las 11 h, se colocarán Baldosas de la Memoria en Avenida Argentina 935, frente al colegio San Martín, en homenaje a Ricardo Caito Sapag y Enrique Ique Sapag, militantes montoneros asesinados por el terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico-militar, sucedida entre los años 1976 y 1983.
Con el más absoluto de los respetos a los protagonistas de esta historia y a su familia, esta breve reseña se basa en la intención de introducirnos en el profundo mensaje de sacrificio de Ricardo y Enrique en defensa de los ideales por una patria mejor y más justa para todos.

Un Padre En Mis hijos menores montoneros, por Felipe Sapag, decía entre otras cosas:
“Ricardo Omar Sapag y Enrique Horacio Sapag se incorporaron a la Juventud Peronista (...)”, “(...) En esa lucha fueron asesinados Ricardo y Enrique Sapag. Antes de su muerte, acribillado a balazos el 17 de octubre de 1977, escribió Enrique una carta a su familia. Tenía sólo 19 años. En ella expresa con serena y firme convicción que arriesgará su vida, como la ofrendó su hermano, en defensa de sus ideales por una patria mejor y más justa para todos.
Chela y yo estamos orgullosos de nuestros hijos y, como pide Enrique en su carta, mostramos al mundo nuestras cabezas altivas, porque en nuestra familia por fruto del amor creció y floreció Ricardo Omar Sapag y también su hermano Enrique”. 
Un hermano mayor
“El ejemplo y el sacrificio de mis hermanos llena de convicción a nuestra familia. Mis padres pudieron superar el dolor de su trágica pérdida dedicando su vida a continuar con su legado.
Cuando me siento cansado, cuando tengo dudas, cuando necesito coraje, pienso en su fuerza, su convencimiento y su valentía.

Hermanos míos, los quiero y los admiro”. 
Los hermanos menores
Ricardo Caito Omar Sapag: 
Carta Pública, 
“(...) Fuimos también los que constantemente señalamos, que para lograr la pacificación nacional, había que terminar con la más terrible de las violencias, la que sufre todos los días el pueblo: el hambre, la miseria, la desocupación, la falta de atención médica. Dijimos que esta violencia era la que originaba la justa respuesta de los de abajo, al no encontrar otro modo de defender sus intereses. Pero nada de esto ocurrió. No sólo no hemos sido escuchados, sino que además el gobierno de las Fuerzas Armadas intenta silenciar los justos reclamos populares usando mayor violencia. Cientos de muertos, miles de torturados y encarcelados fue la respuesta (...)”. 
El 30 de junio de 1977 cayó abatido en un enfrentamiento armado con las fuerzas represivas en Florencio Varela (Provincia de Buenos Aires), en el kilómetro 12 de la Ruta nacional 2, Ricardo Omar Sapag; Caito para su familia, Virulana y Tata para sus compañeros. Era jefe de la Sección de Combate “Tito Taverna” del Ejército Montonero con jurisdicción en los distritos de Quilmes, Berazategui y Florencio Varela. Fue enterrado como NN en el cementerio de La Plata y 12 días después recuperado por su familia.

Enrique Ique Horacio Sapag: Carta a sus padres y hermanos,
“(...) Sobre si es justo o no en nuestro caso el uso de la violencia ¡Sí, es justo! Porque el nuestro es el legítimo derecho a la defensa propia. Porque ellos son los avasalladores, ellos son los prepotentes que quieren acallar la voz de la justicia. Porque ellos, defensores del Poder de unos pocos, son, no digamos ya los que torturan y asesinan con los rudimentos más salvajes a varios miles, sino digamos mejor que son los que torturan día tras día a las madres que no pueden dar de comer bien a sus hijos, a los hijos que no pueden vivir dignamente, a millones y millones de trabajadores que se desloman de sol a sol, para traer a la mesa un mísero mango. Para cambiar esto, murió Caito. Murió para que vivamos (...)”.Con tan solo 19 años de vida cayó en Berazategui, Provincia de Buenos Aires, el 17 de octubre de 1977. En su rol de miliciano montonero apoyaba con su presencia activa una huelga ferroviaria contra la dictadura militar. Otro compañero presente relató luego, que el pelotón del cual formaba parte Enrique, cruzó un colectivo sobre las vías y al caer la represión mejor armada y superior en número, él los enfrentó dando oportunidad al repliegue ordenado del resto. Fue baleado a mansalva.

Un mensajeA modo premonitorio de este homenaje, escribía Miguel Bonasso a Felipe Sapag el 5 de diciembre de 1977: “(...) Llegará un día, no muy lejano, en que la entrega pura y apasionada de sus hijos podrá exhibirse a la luz pública para enseñanza de los argentinos del futuro (...)”.
Y ese día, será una vez más, el próximo viernes 24 de marzo, y también lo serán, los días que le sigan cada vez que cualquier persona mire hacia abajo y se pregunte quiénes fueron, por qué lucharon y por qué murieron Ricardo Caito Sapag y Enrique Ique Sapag.

Fdo.) CARNAGHI, Guillermo Oscar - BERTOLDI, Javier César - GUTIÉRREZ, María Ayelén PARRILLI, Nanci María Agustina —Bloque FPVPROV—.

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